El mercado de la vivienda de lujo en España se mantendrá firme a corto plazo a pesar de la incertidumbre global gracias a una robusta demanda extranjera.
Ese es el escenario que dibujó Bruno Rabassa, CEO de Berkshire Hathaway HomeServices en España, durante la feria inmobiliaria SIMA, celebrada a finales de mayo en Madrid.
Durante su intervención, Rabassa defendió que, pese al complejo contexto económico, geopolítico y comercial global, “las divisas y las monedas están estables. El euro sigue muy bien con respecto al dólar, que son las dos las dos divisas más importantes a nivel mundial; y los tipos de interés europeos son mucho más favorables y más bonancibles que los tipos de interés en otros lugares. Además, nos encontramos con que la banca española no solo puede, sino que además quiere y le encanta financiar a los clientes internacionales y especialmente a aquellos que vienen a comprar viviendas de lujo, porque son los que tienen más musculatura financiera”.
Además, destacó que “tenemos un país que, visto desde fuera, es espectacular. Vivimos en un país absolutamente incomparable y lo que vendemos no son propiedades. Vendemos estilo de vida y nuestro estilo de vida es inigualable”, lo que crea un clima favorable para la compra de viviendas por parte del cliente internacional, incluyendo el segmento ‘premium’. A ello se suman también otros factores como la propuesta cultural o la seguridad.
En cuanto al perfil del comprador de vivienda de lujo más habitual, el CEO de Berkshire Hathaway HomeServices en España afirma que es muy variado y que depende tanto del tipo de inmueble (segundas residencias o viviendas para pasar la jubilación) como de la ubicación.
“En todas las oficinas que tenemos por toda España, ubicadas en la Costa Blanca, la Costa del Sol, Baleares, Barcelona y Madrid, nos encontramos perfiles muy variados. En la Costa Blanca, por ejemplo, predomina mucho el holandés, el belga y el francés; y en Madrid el latinoamericano y mucho americano. Los americanos están viniendo a raudales, porque les están apretando mucho en impuestos y llegan aquí y se dan cuenta de que con el mismo dinero pueden hacer muchas más cosas”, detalla.
En el caso de los estadounidenses, Rabassa pone como ejemplo la diferencia en el pago de impuestos. Por una villa de lujo en España se pueden pagar unos 5.000 euros anuales en concepto de IBI, mientras que por una propiedad de características similares en California el importe podría llegar a alcanzar los 350.000 dólares al año.
Por rangos de edad, el perfil también es diverso: desde personas en activo que teletrabajan hasta otras que eligen comprar una propiedad en nuestro país para disfrutar de la jubilación.
En cuanto a la financiación, y a pesar de que tienen capacidad de pagar las propiedades a tocateja, “por cuestiones fiscales y, sobre todo, porque muchos tienen el dinero colocado a una rentabilidad superior al coste de una hipoteca deciden contratar un préstamo hipotecario”.
Rabassa considera que en España estamos "de buena nueva" gracias al turismo internacional, que es una puerta de entrada para el mercado inmobiliario. “Hace dos años ya batimos a Francia como primer país más visitado del mundo, el año pasado sucedió lo mismo y este año seguro que lo conseguimos también. Eso es muy importante porque el que viene y nos conoce se quiere quedar”, afirma el ejecutivo. Su previsión es que en el mercado doméstico se sigan vendiendo muchas viviendas a extranjeros, incluso del segmento de lujo, lo que se convierte en un revulsivo para la economía.
Fuente: Idealista
Ana P. Alarcos
30 Junio 2025, 8:10